Cuando una persona por circunstancias desafortunadas entra en estado de coma, inocente, absuelto de todos los sentidos, se dice que está en estado vegetativo; ésta expresión es tan común como alejada de la realidad.  En la instalación, la interacción entre planta y humano se hace visible a través del tacto, que se convierte en un canal de consciencia compartida. Los participantes, al entrar en contacto con  una Aglaonema, una planta decorativa, activan la pieza. De este contacto surgen imágenes, a manera de poesía visual, haciendo que el entorno cambie en tiempo real. Se construye un lenguaje íntimo, un puente de comunicación y reconocimiento mutuo.


El concepto de umwelt, introducido por el biólogo Jakob Von Uexküll, describe cómo cada organismo experimenta su propio mundo sensorial único, determinado por las capacidades sensoriales específicas de su especie. Para cada ser vivo, el umwelt es su propia burbuja perceptual, una ventana limitada al mundo, filtrada por sus sentidos y su relación con el entorno. Lo interesante es que los umwelts son profundamente diferentes entre especies, lo que significa que el mundo que percibe un animal o una planta puede ser radicalmente distinto al que percibe un ser humano​​​​​​​
En el caso de las plantas, aunque carecen de un sistema nervioso como los animales, también habitan en un umwelt  propio. Las investigaciones recientes, como las de la bióloga Mónica Gagliano, han demostrado que las plantas pueden percibir variaciones en campos eléctricos y  responder a su entorno de manera sofisticada, alterando su crecimiento o comportamiento en función de las señales que reciben. Fitopoiesis pretende ampliar la visión reduccionista y mercantil que hemos impuesto sobre  formas de vida vegetal, reconociendo y restaurando su condición como seres vivos. La pieza explora el espacio intermedio entre el vacío del lenguaje y la poiesis.

continúe viendo

Back to Top